Cuando se trata el tema de la vivienda en América Latina y el Caribe, el déficit principal no se registra en la cantidad de unidades disponibles sino en su calidad (BID, 2019). Numerosas familias de bajos ingresos terminan ubicándose en asentamientos informales en terrenos públicos, y construyen sus viviendas en zonas vulnerables donde se carece de normas sanitarias y de construcción adecuadas, lo cual pone en riesgo su salud y su seguridad. Mientras que la vivienda asequible es uno de los grandes retos en numerosas ciudades, el acceso a opciones de financiamiento razonables para realizar reparaciones y mejoras habitacionales a menudo está fuera del alcance de las personas.

Un proyecto de BID Invest en Costa Rica (CR-L1073) propuso abordar los déficits de calidad de la vivienda en colaboración con Mutual Cartago de Ahorro y Préstamo, la asociación mutualista sin fines de lucro más grande del país. El objetivo del proyecto era ampliar el acceso a préstamos destinados a la mejora de la vivienda para 1.250 hogares, la mitad de los cuales serían familias de bajos ingresos (que representa la base de la pirámide), un segmento de la población en el que se enfocó la institución financiera. Entre 2015 y 2019, el proyecto superó su meta de préstamos en un 60%. Además, cerca del 80% de la cartera de crédito para mejora de la vivienda cubría  a clientes de bajos ingresos, superando la meta inicial del proyecto en un 50%.